Según la leyenda, Fenrir era el hijo de Loki, un dios malvado, y una giganta llamada Angrboða. Los dioses sabían que Fenrir era una amenaza, ya que se decía que era tan grande que podía tragar al sol y a la luna.
Para evitar que Fenrir causara estragos, los dioses decidieron atarlo con una cadena mágica llamada Gleipnir. Sin embargo, Fenrir era tan fuerte que logró romper la cadena. Los dioses intentaron atarlo de nuevo con una cadena aún más fuerte, pero Fenrir logró romperla de nuevo.
Finalmente, un dios llamado Týr ofreció su mano como garantía para convencer a Fenrir de que permitiera que lo ataran con una cadena de hierro. Aunque Fenrir era reacio, finalmente accedió, pero una vez que estuvo atado, luchó contra la cadena y la apretó hasta que se rompió, lo que le permitió liberarse y convertirse en una gran amenaza para los dioses.